En 2017, el partido de extrema derecha Opción alternativa para Alemania (AfD por su sigla en alemán) comenzó en el Bundestag con 94 de 709 escaños, la tercera bancada mucho más grande del Parlamento Federal.
Ese desempeño en las urnas inauguró un nuevo capítulo para ese movimiento que, 4 años antes, no había logrado conseguir el 5% de los votos y sobrepasar la restricción legal para tener representantes en el Bundestag.
Entre una decisión y otra, el partido logró capitalizar el rechazo de una parte del electorado a los cambios en la política migratoria del país incorporados desde 2015.
Con un alegato apoyado en la hostilidad a los extranjeros y la intolerancia que logró eco del enfado y frustración de parte de los alemanes.
Y que despertó el miedo de que se intente un nuevo ascenso de la extrema derecha en ese país.
Hasta el momento en que llegó la pandemia de la covid-19.
Entre 2019 y 2020, la intención de voto de AfD cayó cuando menos cinco puntos porcentuales, de cerca de 15% a 10%, según la encuesta de febrero del centro de investigación Infratest Dimap.
La explicación pasa, según los politólogos que hablaron con BBC News Brasil, tanto por la situación errante del partido y sus inconvenientes internos, como por la combativa contestación de la canciller Angela Merkel a la crisis sanitaria.
Canciller científica
El reconocimiento de Merkel, que fluctuó a lo largo de sus prácticamente 16 años en el poder, alcanzó un récord en el mes de abril de 2020.
Mucho más del 90% de los consultados apoyaron sus medidas contra la pandemia, según la encuesta Infratest Dimap.

Alemania fue considerado un caso de éxito en la pelea contra el coronavirus a lo largo de la primera ola.
La canciller, famosa por sus alegatos con afín tono la mayoria de las veces, cambió de actitud en el momento en que el coronavirus llegó a Alemania.
Diplomada en Física y doctora en Química cuántica, entendió la relevancia de procurar parar la proliferación del virus entre la población.
En cambio, las autoridades de los estados federales se presentaron reticentes por el valor político de promulgar cuarentenas.
La canciller precisaba acompañamiento habitual para persuadirlos, enseña Jasmin Riedl, maestra de Ciencias Políticas en la Facultad Bundeswehr de Múnich.
El 18 de marzo del año pasado, Merkel pronunció un alegato de 12 minutos en televisión y explicó de forma profesional lo que sucedía y lo que se precisaba realizar.
“Es serio. Tómenlo seriamente”, aseveró antes de indicar que el coronavirus puede ser probablemente el mayor desafío para Alemania desde la Segunda Guerra Mundial.
“Merkel es científica. Comprende los números, puede examinarlos. Sabe que no hay una verdad absoluta, que es requisito realizar cambios (en las políticas) si en la medicina se muestran nuevos hechos. Eso fue esencial”, señala Ursula Münch, directiva de la Academia de Educación Política en Tutzing, Baviera.
Jasmin Riedl, por su lado, añade que los alemanes comprendieron desde el comienzo, viendo a vecinos como Italia, España y Francia, que la situación era grave. Aquello redujo el atrayente de cualquier alegato negacionista o anticiencia.
Falta de proposiciones y riñas internas
Al tiempo, Opción alternativa para Alemania no brindó buenas ideas para frenar la crisis. De manera frecuente no lo logró, apunta Riedl.

Ciertas proposiciones de conjuntos de extrema derecha llegaron hasta el Parlamento alemán.
En ese sentido, recuerda el enfrentamiento en el Parlamento sobre el bulto de urgencia contra la crisis que fue “el mucho más veloz que Alemania haya visto, aun mucho más que el bulto contra la crisis financiera (de 2008) y AfD se encontraba en una situación pasiva”.
“La mayor parte de los alemanes los ven (al partido de derecha) como una amenaza para la salud, la sociedad y asimismo la economía”, añade Ursula Münch.
Opción alternativa para Alemania brotó en 2013 en oposición a los proyectos de la Unión Europea de salvar a Grecia de la crisis financiera que reventó en 2008 y socorrer el euro.
Entonces, el alegato de AfD ganó fuerza al combatir la osado política migratoria de puertas abiertas de la canciller en contestación a la crisis humanitaria generada por la reanudación de la guerra en Siria y los enfrentamientos en Afganistán y también Irak.
No obstante, con la pandemia, estos temas han quedado fuera de los reflectores.
El politólogo holandés Cas Mudde, creador del libro “The Far Right Today” (La extrema derecha el día de hoy), le explicó a BBC News Brasil que “el cambio de enfoque hacia la salud pública y la economía siempre y en todo momento es problemático para los partidos de extrema derecha”.
En la situacion concreto de Alemania, afirma, la veloz contestación dada por el gobierno en el comienzo de la pandemia dejó poco margen para fuertes críticas en tanto que recibió el acompañamiento de la mayor parte de la población.
Además de esto, apunta Mudde, la líder de AfD, Alice Weidel, “no tiene carisma y autoridad interna”.
La pérdida de popularidad de este partido se causó primordialmente entre los conservadores que anteriormente votaron por frentes como la Unión Demócrata Cristiana (CDU, el partido de Merkel) y su “hermano” en Baviera, la Unión Popular Cristiana (CSU).

Sanitarios en Alemania
Ursula Münch mantiene que, aparte de la carencia de buenas proposiciones, AfD asimismo se perdió en sus enfrentamientos internos, entre un ala mucho más extrema y otra mucho más moderada.
Además de esto, ciertos integrantes del partido se aproximaron a movimientos como Querdenken (“pensamiento del costado”, en traducción así del alemán), que reúne a negacionistas, antivacunas, antisemitas y otros conjuntos que extienden teorías de conspiración y también información falsa. Algo afín a QAnon en USA.
En la pandemia, integrantes de estos conjuntos han tomado las calles y han comenzado a manifestarse, en especial en el mes de agosto.
No obstante, su atrayente para la mayor parte de los alemanes es pequeño, enseña Münch. Y la aproximación de ciertos ámbitos de AfD asistió a desgastar la imagen del partido.
La situacion alemán no es la regla
No obstante, al ver el desempeño de la extrema derecha en el planeta, es imposible llevar a cabo un solo diagnóstico sobre el encontronazo de la pandemia.
Cas Mudde cree que es imposible decir, por poner un ejemplo, que la enorme mayoría de estos movimientos ignoró los peligros que proponía el coronavirus.
En un producto firmado con su compañero Jakub Wondreys, piensa que las respuestas dadas por los distintos partidos de extrema derecha, así sea en gobierno u oposición, fueron múltiples.
Desde puestos de mando, numerosos de han tomado medidas estrictas para impedir la proliferación del virus, si bien enmarcaron la pandemia en sus respectivas ideologías y de manera frecuente las mantuvieron desde el autoritarismo y el populismo.
Eso les asistió a sostener el número de casos y muertes en proporción a la población parcialmente bajo, en comparación con los de otros países de Europa.
No obstante, es esencial apuntar que los países regidos por la extrema derecha en Europa están en las zonas central y oriental, que generalmente fueron zonas menos perjudicadas por la covid-19.

Alemania decidió endurecer medidas a fines del año pasado.
La pandemia tampoco cayó de manera unánime las pretenciones de voto de estos movimientos.
El estudio de Mudde y Wondreys examinó 31 partidos entre los Estados integrantes de la Unión Europea y halló que solo la mitad perdió acompañamiento en la etapa mucho más aguda de la primera ola, entre marzo y junio. Del resto, cinco nacieron en las investigaciones y diez se sostuvieron equilibrados.
¿Y tras el virus?
La trayectoria de Alemania a lo largo de la pandemia tuvo avatares. En un comienzo, con pruebas masivas para la detección temprana de nuevos casos y un eficiente programa de rastreo de contactos, se consideró al país como un caso de muestra a continuar por los vecinos.
No obstante, tras las vacaciones veraniegas (julio-agosto), el número de casos aumentó y, en el mes de noviembre, el gobierno decidió dictaminar una exclusiva cuarentena, si bien mucho más suave que la primera.
En el último mes del año, el volumen de nuevos casos diarios alcanzó un récord y Merkel logró un llamado sensible a los alemanes a fin de que prosiguieran las sugerencias de distanciamiento popular a lo largo de la temporada navideña y anunció una cuarentena mucho más rigurosa.
“Si no reducimos los contactos y esta es la última Navidad que vamos a pasar con nuestros abuelos, hemos fracasado. No tenemos la posibilidad de dejar que eso ocurra”, aseveró la canciller aquella vez.
“Lo siento, desde el fondo de mi corazón. Pero el valor que pagamos es la desaparición de 590 personas cada día, entonces es inaceptable. Debemos endurecer las medidas”, sentenció Merkel.
El número de casos redujo desde mediados de enero, acercándose al propósito fijado por el gobierno.

Merkel asimismo reconoció ciertos fallos en el manejo de la pandemia.
En una entrevista el viernes 12 de febrero a la emisora alemana ZDF, Merkel charló sobre lo que consideró fallos en la estrategia de Alemania contra la pandemia. Entre la vacilación para declarar un nuevo cierre mucho más duro tras el verano europeo y el relativo retardo en dictaminar la utilización de mascarilla obligatoria en la primera ola.
No obstante, el acompañamiento al gobierno se sostuvo aproximadamente permanente a lo largo de este periodo.
El interrogante que persiste ahora mismo es qué tan durable va a ser la pérdida de popularidad de AfD.
Münch afirma que es bien difícil llevar a cabo conjeturas, pero cree que el futuro del partido a corto y mediano período va a depender del resultado de las selecciones de septiembre, que definirán quién ocupará el cargo de Merkel.
El especialista añade que el espacio que le quede a la extrema derecha va a depender de la coyuntura económica y sus temas centrales como el desempleo.
Además de esto, si la vacunación tiene éxito, la pandemia alcanza a ser dominada de alguna manera y Merkel sostiene su nivel de acompañamiento habitual, la canciller saliente puede ser una eficiente captadora de votos en pos de la centroderecha.
“Pero las cosas tienen la posibilidad de mudar de rumbo si algo pasa y se divide a la sociedad”, añade Riedl.
El pasado reciente exhibe que, al examinar los temores y las ansiedades, un partido es con la capacidad de conectarse con una parte del electorado en tiempos de crisis.