Alén de la cordialidad y el deber de trabajar en grupo para llegar a un convenio, la primera comunicación oficial entre el presidente Alberto Fernández y la titular del FMI, Kristalina Georgieva, estuvo signada primordialmente por las inquietudes que el organismo multilateral le transmitió al Gobierno nacional sobre el rumbo de la política económica de la Argentina.
Basándose en el runrun que circula en el establishment financiero estadounidense, el periodista Beto Valdéz explicó en el software Verano de Novedades, del canal LN+, que Georgieva fue quien llamó al Presidente para transmitirle ciertas inquietudes.
En el FMI estaban apasionados en comprender exactamente de qué forma marcha la disparada inflacionaria, y de que hay mucha preocupación tanto por la cuestión cambiaria en el mediano período como por la dominancia de Cristina Kirchner a propósito de lo que va a pasar con YPF, porque en Washington hay quienes se temen que la petrolera concluya más camporista y cerrando una unión con Gazprom, la compañía dominada por el gobierno de Rusia, especificó.
Si bien el Gobierno busca tranquilizar al FMI, el ministro de Economía, Martín Guzmán, debe apelar a malabarismos para satisfacer de forma simultanea a la facción más kirchnerista del Frente de Todos, según añadió el periodista Pablo Fernández Blanco: El inconveniente de Guzmán es que debe charlar, por una parte, con Cristina Kirchner y, por otro, con Kristalina Georgieva, enfocando las diálogos hacia 2 lados opuestos.
Esta dualidad se siente de manera fuerte primordialmente en la discusión por los valores de las tarifas. Guzmán afirma que las tarifas no van a estar congeladas en 2021, mas este es un año electoral y es bien difícil que los valores aumenten. No obstante, el ministro está preocupado en atender el frente fiscal porque si el Gobierno no da una señal en ese sentido, no van a venir los dólares estadounidenses, expresó Fernández Blanco.