La vendimia ahora empezó. En varias zonas de la provincia los camiones cargados de uva ahora se dejan ver. En los viñedos los tachos ahora están en los hombros y el trabajo recargado por la intensidad de esa reconfortante tarea. Esta semana las temperaturas estuvieron del lado de los cosechadores, pero la verdad es que aguantan bastante calor el resto de la temporada, lo que hace dudar que la utilización del tapabocas se realice efectivo,
En 2020 la vendimia se vio atravesada por la pandemia, que más allá de que no suspendió al rubro y le dejó proseguir haciendo un trabajo, debió amoldarse a las noticias que traía el coronavirus. Este año, si bien con ciertas vacunas libres, la situación no va a ser diferente y el gobierno ahora lanzó una secuencia de sugerencias.
Entre , está la utilización obligación de tapabocas o máscara facial, desinfección con alcohol o amonio, limpieza de herramientas de trabajo y tener elementos de empleo personal para eludir compartirlos. A ello se les suma ciertos hábitos básicos como el lavado de manos, toser o estornudar en el pliegue del codo, eludir aglomeraciones y sostener una distancia de 2 metros entre personas en las filas.
Pero es verdad que entre la teoría y la práctica hay una distancia. Más allá de que en las fincas procuran cuidarse, no todo es tan simple para todos los que pasan horas bajo el sol mendocino de verano. “Se puede llevar a cabo, no es una cosa de otro planeta, nos encontramos intentando de llevarlo a cabo y llevamos una planilla de control períodico. Además de esto demandamos el barbijo, medimos la fiebre y ubicamos alcohol en gel al entrar en la finca”, manifestó Walter Guarise, productor vitivinícola de la región este en diálogo con Mdz. Si bien admite que “el inconveniente es que en ocasiones la multitud se acaba poniendo el barbijo en el mentón pues no lo aguanta por el calor”.
“Hablamos de llevar a cabo, uno puede reclamar pero adentro de las filas pasan otras cosas. Se pierde el control asimismo por el hecho de que es muy habitual que al finalizar la cosecha se junten a tomar algo y se pierde el distanciamiento o el precaución de tomar de distinto vaso. De ahí que siento que hago todo lo que resulta posible, pero de la tranquera para afuera todo se derrumba”.
“El barbijo es bien difícil usarlo por la temporada y las temperaturas, aún de esta manera hay cosechadores acostumbrados a taparse toda la cara a lo largo de la cosecha”, comentó Armando Morello, agricultor de Rivadavia. Si bien resaltó que la distancia se puede cumplir de forma efectiva “pues en el 90% de los viñedos la separación entre ristras sobrepasa los 2 metros”, de forma que más allá de que “son ejecutables los protocolos, son bien difíciles de cumplir”.
“Será irrealizable que se use el barbijo por el calor, la transpiración y el mosto”, sumó Ariel Zanon. “Vamos a exigirlo pero es bien difícil, exactamente la misma el distanciamiento, en tanto que son 20 o 30 cosechadores” que están al instante de bajar los tachos en el camión.
Además de esto. otro inconveniente viene dado por el traslado. “Pienso que la parte mucho más dificultosa es el transporte de los cosechadores, la rentabilidad es muy delimitada para los productores para lograr mudar en varios puntos, más que nada en los pequeños productores”, ha dicho Morello. En armonía, Guarise resaltó que “es un tema difícil por el hecho de que habría que tener una trafic para tres o 4 personas y eso significa un valor altísimo”.
Esta vendimia va a venir con un nuevo desafío, el de realizar las solicitudes de una pandemia que no se detiene en ningún sitio de todo el mundo. “Uno se pone contento por el hecho de que se ve reflejado el trabajo de todo el año”, ha dicho Guarise a este medio sobre la cosecha. “Si bien asimismo crea bastante agobio pues el coronavirus añade otra problemática al productor, son conmuevas encontradas”, ha dicho.